Desde las tripas escupo mi rabia incontenible
Existe por encima de todas, la razón de las tripas. Desde las tripas nos surge el asco, el desprecio y la vergüenza por una sociedad donde lo que más brilla es el dinero, el odio y la amargura. Una sociedad, la capitalista, que nos cierra posibilidades de vida, nos condena a vivir bajo modelos de vidas planas, rectilíneas. El capitalismo nos convierte en seres frustrados, pasivos consumidores, traumatizados y aburridos ciudadanos sumidos en la necesidad del dinero.
Por eso necesitamos inventar otra manera de vivir: porque no estamos bien, porque todavía nos queda una pequeña parte indomable y salvaje que nos provoca el desprecio por este sistema de "libertad y felicidad".
Queremos vivir contra el poder e ir creando en nuestra cotidianeidad espacios de resistencia, de vida, relaciones humanas no mercantiles, queremos vivir como queremos sin justificarlo. No queremos jugar a posibilismos, no queremos presentar alternativas, ni humanizar al capital. No queremos luchar por el mal menor. Sólo queremos destruirlo.
Ya hace tiempo que perdimos la fe y la esperanza, pero aún nos queda mucha rabia y algo de alegría.
Desde las tripas, sólo luchando contra el poder, conseguimos esa chispa que da algo de intensidad a nuestra vida.