23 feb 2008

Desde las tripas escupo mi rabia incontenible



Existe por encima de todas, la razón de las tripas. Desde las tripas nos surge el asco, el desprecio y la vergüenza por una sociedad donde lo que más brilla es el dinero, el odio y la amargura. Una sociedad, la capitalista, que nos cierra posibilidades de vida, nos condena a vivir bajo modelos de vidas planas, rectilíneas. El capitalismo nos convierte en seres frustrados, pasivos consumidores, traumatizados y aburridos ciudadanos sumidos en la necesidad del dinero.
Por eso necesitamos inventar otra manera de vivir: porque no estamos bien, porque todavía nos queda una pequeña parte indomable y salvaje que nos provoca el desprecio por este sistema de "libertad y felicidad".

Queremos vivir contra el poder e ir creando en nuestra cotidianeidad espacios de resistencia, de vida, relaciones humanas no mercantiles, queremos vivir como queremos sin justificarlo. No queremos jugar a posibilismos, no queremos presentar alternativas, ni humanizar al capital. No queremos luchar por el mal menor. Sólo queremos destruirlo.

Ya hace tiempo que perdimos la fe y la esperanza, pero aún nos queda mucha rabia y algo de alegría.
Desde las tripas, sólo luchando contra el poder, conseguimos esa chispa que da algo de intensidad a nuestra vida.

22 feb 2008

Haciendo agujeros en la fábrica de esta realidad


Si nuestros deseos son construidos, es más, si somos los productos de nuestro entorno, entonces nuestra libertad se mide por la cantidad de control que tengamos sobre esos entornos. Es una tontería decirle a una mujer que ella es libre de sentir lo que quiera acerca de su cuerpo cuando está creciendo rodeada de anuncios de dietas y pósters de modelos anoréxicas. Es una tontería decirle a un hombre que él es libre cuando todo lo que necesita para conseguir comida, resguardo, éxito y compañía ya está previamente establecido por su sociedad, y que todo lo que le queda por hacer es elegir entre varias opciones establecidas (¿burócrata o técnico?¿burgués o bohemio? ¿Demócrata o republicano?) y pagar por ellas para obtenerlas. Hemos de fabricar nuestra libertad haciendo agujeros en la fábrica de esta realidad, forjando nuevas realidades. Colocándote constantemente a ti misma en nuevas situaciones es el único camino de asegurarse que tomas tus decisiones sin la carga de la inercia por el hábito, costumbre, ley o prejuicio; y está en tu mano el crear estas situaciones.

La libertad sólo existe en el momento de la revolución.

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