23 may 2007

Civilización: ¿Qué?

Para cualquier ciudadano occidental la palabra “primitivo” tiene connotaciones inequívocas: si bien originalmente hace alusión a “primario”,dada la carga que nuestro mundo moderno le ha impuesto se liga más bien con “tosquedad, elementalidad”. Por extensión nos lleva a “falta de desarrollo”, “atraso”; y más aún: “pobreza”.

En otros términos: “barbarie”. Si algo caracteriza la noción en juego no es tanto su alusión
a “viejo”, “arcaico” sino su referencia a atraso comparativo. Al lado de lo “primitivo” está lo “desarrollado”. Según el diccionario de la Real Academia Española, “primitivo” “se dice de los pueblos aborígenes o de civilización poco desarrollada, así como de los individuos que los componen, de su misma civilización o de las manifestaciones de ella”. En definitiva: “civilización” (la cultura ganadora) versus “barbarie” (los derrotados). Esos “ganadores” son la medida y única referencia de las cosas.

El capitalismo, se ha impuesto globalmente en estos últimos siglos.
Sus formas generales, imponen su lógica sobre toda otra forma cultural.
En nombre de la obtención de ganancia económica el planeta completo ha cambiado en forma dramática. Todo pasó a ser materia prima para explotar o mercadería para vender.

Esta cosmovisión se constituyó sin más en la cultura dominante, aquella con que los “triunfadores” juzgaron a los derrotados. La cultura occidental, industrialista, apoyada en sus conceptos científicos racionalistas, movida exclusivamente por el afán de lucro, pasó a ser así el molde para juzgar a todas las otras culturas.

Su triunfo consiste en haber avasallado a las culturas a las que sojuzgó, relegándolas al lugar de “atrasadas”, imponiéndole sus propios esquemas: todas son proveedoras de materias primas para los países centrales, todas deben consumir lo que la industria “desarrollada” de esas naciones produce, todas deben subsumirse ante la metrópoli global que marca las reglas de juego.

Sin dudas los prejuicios nos constituyen. La fuerza de la dominación es tan grande que termina naturalizándose, y un ejercicio de poder forjado a sangre y fuego se torna normal. Tan “normal”, que se pierde su carácter de invasiva, de destructiva. La contracara de esa dominación es la aceptación pasiva del dominio por parte del dominado.
Quizá no haya peor arma de control masivo que la cultura puesta al servicio de los poderes.

En función de ese modelo de desarrollo (fallado en sus orígenes, porque sobran productos
superfluos y siguen sin resolverse problemas básicos de la humanidad) el planeta se está empezando a poner en serio riesgo. Las tragedias de origen ambiental a las que asistimos, son todas consecuencias de un modelo depredador que no tiene sustentabilidad en el tiempo. Las sociedades agrarias “primitivas”,son mucho más racionales en su equilibrio con el medio ambiente que el modelo industrialista consumidor de recursos no renovables que nos legó el capitalismo.

Nadie es más “civilizado” que nadie. Si desarrollo es sinónimo de destrucción del medio ambiente, eso es la expresión más descarnada de imbecilidad, y nada más

Así consideradas las cosas cada vez es más evidente lo que dijera Rosa Luxemburgo entonces:
“socialismo… o barbarie”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que mucho tiene que ver la iglesia en esta forma de pensar. "Si todos somos creaciones del señor y sólo nosotros sabemos como llegar a él, ¿cómo no compartirlo con cada ser viviente, cómo no convertirlo, no mostrarle el camino?". Me refiero a esto porque veo como el "darwinismo social" se re metio en la forma de pensar actual. La sola idea de pensar como una verdad que el otro está "atrasado" porque no llegó a las mismas cosas que yo es terriblemente egolatra. Mucho peor aún, la estupidez mas grande que se creó en esa teoría que fue poner a la naturaleza como límite, como cosa ante la cual tenemos que bajar la cabeza. Así se definió que las "razas" eran desiguales, clasificando cada una según las diferencias biológicas las cuales determinaban las capacidades mas idiotamente categorizadas; como ejemplo máximo la inteligencia.
Además siempre a partir de esto se creó la idiota idea de que los pueblos "primitivos" en algun momento de su "evolucion" iban a pasar por las mismas situaciones y procesos, y sus creaciones iban a ser las mismas que las nuestras, tal vez con alguna diferencia respecto a la ubicacion geografica en la que estaban, etc. variables que podian cambiar pero que seguian respondiendo y estando contempladas dentro de la misma estructura que era: lo que yo pensé.
Me parece que de una vez por todas hay que terminar con estas nociones antropocéntricas y ponerse a tratar de contemplar que hay diferencia y que la diferencia no solo significa la contrariedad.

C dijo...

Estoy de acuerdo, la iglesia es un fichita más en el puzzle de la dominación, una muy importante, clave para la hegemonía.

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