30 may 2007

El Método del Ataque Difuso

Es momento de abandonar las concepciones que nos llevan al pasivismo. La noción de la ínfima cantidad de personas que toma conciencia del carácter opresivo, asfixiantemente rutinario de la vida en la sociedad actual envenada hasta la médula por el sistema capitalista, en relación a la gran cantidad de personas que llevan una vida inerte sin plena conciencia, actuando y respondiendo a los estímulos de modo automático y sin miramientos, no debe bajo ninguna circunstancia desalentar la acción. Actuar siendo pocos no sólo constituye un límite, sino que representa un modo distinto de pensar la transformación social misma. Los libertarios son los únicos que imaginan una vida colectiva no subordinada a la existencia de centros directivos. La auténtica hipótesis federalista es la que hace posible el acuerdo entre libres uniones de individuos. Las relaciones de afinidad son un modo de concebir la unión, ya no sobre la base de la ideología y la adhesión cuantitativa, sino a partir de la conciencia recíproca, la confianza y de la comunidad de pasiones proyectuales. Pero la afinidad en los proyectos y la autonomía de la acción individual no tienen sentido si no pueden ensancharse sin ser sacrificadas a supuestas necesidades superiores. La unión horizontal es aquello que concretiza cualquier práctica de la liberación: una unión informal, de hecho, capaz de romper con toda la representación. Una sociedad centralizada no puede renunciar al control policial y al mortal aparato tecnológico. Para esto, quien no sabe imaginar una comunidad sin autoridad estatal no tiene instrumentos para criticar la economía que está destruyendo el planeta, quien no sabe pensar una comunidad de únicos no tiene armas contra la mediación política. Al contrario, la idea de la libre experiencia y de la unión de afinidades hace posible un completo vuelco social. Sólo abandonando toda idea de centro se puede construir una vida sin imposiciones y sin dinero.

En este sentido, el método del ataque difuso es una forma de lucha que trae consigo un mundo distinto. Actuar cuando todos predican la espera, cuando no se puede contar con grandes séquitos, cuando no se sabe por anticipado si se obtendrán resultados; actuar así significa ya afirmar por qué cosa combatimos: por una sociedad sin medida. He aquí entoncesque la acción en grupos de afines contiene la más importante de las cualidades, la de no ser una simple toma de conciencia táctica, sino de realizar al mismo tiempo el propio fin, liquidando la mentira de la transición (la dictadura antes del comunismo, la certeza del resultado antes de la acción, los pedidos de financiación antes de la expropiación, los "bancos éticos" antes de la anarquía, etc.) significa hacer de la revuelta misma un modo diferente de concebir las relaciones. Quien grita que ya no es más -o que no es todavía- tiempo de revuelta nos revela de antemano cuál es la sociedad por la que combate. Por el contrario, sostener la necesidad de una insurección social, de un movimiento incontenible que rompa con el Tiempo histórico para hacer emerger lo posible, significa decir algo simple: no queremos dirigentes. Hoy el único federalismo concreto es la rebelión generalizada.Para rechazar toda forma de centralización se necesita ir más allá de la idea cuantitativa de lucha, es decir la idea de llamar a unirse a los explotados para un choque frontal con el poder. Se necesita pensar otro concepto de fuerza para quemar las grillas del censo y cambiar la realidad.

"Regla principal: no actuar en masa. Conducid una acción de a tres o de a cuatro como máximo. El número de los pequeños grupos debe ser lo más grande posible y cada uno debe aprender a atacar y desaparecer velozmente. La policía trata de aplastar a un grupo de miles de personas con un solo grupo de cien cosacos. Es más fácil enfrentar a un centenar de hombres que a uno solo, especialmente si éste golpea por sorpresa y desaparece misteriosamente. La policía y el ejército no tendrán poder si Moscú se cubre de estos pequeños destacamentos inaferrables [...] No ocupar fortalezas. Las tropas siempre serán capaces de tomarlas o simplemente destruirlas gracias a su artillería. Nuestras fortalezas serán los patios internos o cualquier lugar desde el cual sea accesible golpear y fácil salir. Si tuvieran que tomar estos lugares, no encontrarían a nadie y perderían gran cantidad de hombres. Es imposible para ellos agarrarlos a todos porque deberían, para esto llenar cada casa de cosacos".
Aviso a los insurrectos. Moscú, 11 de diciembre de 1905.


[Extraído y adaptado de "Ai Ferri Corti: Romper con esta realidad, sus defensores y sus falsos críticos. Texto completo: Mariposas del Caos]

1 comentario:

Anónimo dijo...

Apunte de ampliación ;)

El emjambre de mariposas: Una enérgica defensa del caos en la acción directa, por Curious George Brigade
http://www.rebelion.org/sociales/george260902.htm

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