16 may 2007

Soy intolerante y amo discriminar.

Hoy me voy a meter con dos palabritas que están muy de moda: Intolerancia y Discriminación.


Desde hace ya un largo tiempo estamos acostumbrados a que las palabras de marras tienen una malísima prensa. Es malo ser intolerante. Es malo discriminar.

Empecemos por la famosa tolerancia que se nos pide insistentemente. "Hay que ser tolerantes" nos dicen .Yo encuentro esa frase verdaderamente siniestra. ¿Tolerar a qué o a quién? Por lo común la frase se cuela a propósito de gays, o de otras razas, o religiones. Y aquí está el error.
Porque "tolerar" es aguantar, sufrir, soportar algo que nos disgusta o nos molesta. De manera que en el fondo el llamado a la "tolerancia" es reconocer que las cosas diferentes del otro nos molestan (aunque somos buenitos y los toleramos), o más bien un llamado a no reaccionar frente a las cosas que nos molestan. Ambos puntos están ligados y constituyen, creo yo, una pequeña trampa.

De lo que se trata, me parece, es de entender cuáles son las bases para establecer lo que nos molesta. A mi modo de ver esta mal que nos moleste un negro, o una persona humilde, o un gay porque son gente que no nos ha hecho nada, y por lo tanto no hay nada que "tolerarles"; mientras que me parece perfectamente legítimo odiar a Videla, a Cavallo, o a Lopez Murphy porque son gente que nos ha hecho, o quiere hacernos daño y representa intereses nefastos, por lo tanto la "tolerancia" tampoco tiene nada que hacer acá.

Históricamente, el fascismo y el autoritarismo nos han impulsado a desviar nuestra bronca de los segundos para volcarla en los primeros. Hoy el posmodernismo imbécil nos invita a rectificar... pero parcialmente: no debemos volcar nuestra bronca en nadie y debemos "aceptar la diversidad". La idea es que los responsables de cualquier desastre queden impunes.

Discriminación es la otra palabreja. Discriminar es horrible nos dicen.

Y sin embargo la discriminación, la facultad de discriminar, es fundamental para el ser humano. Discriminar significa separar lo bueno de lo malo, la paja del trigo. Discriminar significa comerse el chocolatín en vez del jaboncito, no desayunar con líquido de frenos, descartar los melones en la confección de un collar, etc.

Otra vez, la discriminación es muy necesaria, sólo que hay que vigilar las bases sobre las cuales se ejerce, pero jamás renunciar a ella, como nos propone la cultura light.

Hagamos una lista de cosas que no toleramos, y que discriminamos, y preguntémonos cuál es la base de esa intolerancia y esa discriminación; cuestionémosla. Pero si vemos que realmente no nos bancamos cosas injustas, y que no aceptamos cosas inaceptables, entonces adelante: discriminemos, no toleremos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

de donde salieron locos de mierda?
es genial

Anónimo dijo...

Es hora de pocisionars sin titubeos, sin miedo. Textos como este colaboran en eso, no como la mayoría de las veces que se tiende a generalizar, defendiendo la tolerancia, la anti-discriminacion, el pacifismo, ua sola cosa no puede servir para solcionar todo, para ser aplicada a todo.

"A cada cual se le pide su opinión sobre cada detalle, para impedir que se forme una opinión acerca de la totalidad." (Raoul Vaneigem)

Davor dijo...

la verdad es que tenés razón, muy bueno el texto, la idea y el sentido.
saludos.

Anónimo dijo...

que grande vaneigem, justo estoy leyendo el revolution

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